¿Has Probado el sexo anal?
- Elizabeth Castañeda Silva
- 28 nov 2019
- 3 Min. de lectura

¡La habitación en ese momento se quedó en silencio!
Y es que de este modo se suele contestar a la pregunta sobre si alguien ha probado el sexo anal. Tema tabú para mucha gente aún hoy, se sigue relacionando únicamente al mundo gay. Y no. El sexo anal es una práctica para todo el mundo sin importar su orientación sexual, si no que, si se hace con la técnica adecuada, también es una experiencia indolora, muy íntima y, sobre todo, muy placentera.
Aquí un un dato para romper un poco el hielo: el sexo anal se practicaba de manera común en la Antigua Roma, y en la Antigua Grecia. No solo entre homosexuales, sino también entre parejas heterosexuales. El sexo anal no estaba relacionado con la orientación sexual, sino con el estatus.

Hoy en día existen millones de métodos y objetos especialmente diseñados para hacer del sexo anal una experiencia divertida, segura y placentera. Si siempre has sentido curiosidad por esta práctica sexual, la tercera más extendida en el mundo, o solo lo probaste una vez y le quieres dar otra oportunidad al sexo anal, es muy importante que tengas en cuenta los siguientes puntos.
1. Conócete a ti mismo.
Antes de lanzarte a la aventura en pareja, es muy importante un poquito de auto exploración. Para esto puedes utilizar directamente tus dedos, o juguetes diseñados especialmente para el entrenamiento de esta práctica. Es crucial que te encuentres a gusto con esta práctica antes de intentarla.
2. Tienes que estar muy excitada.
Los preliminares son el preámbulo básico de cualquier relación sexual satisfactoria. Estamos de acuerdo en que, a veces, entran arrebatos de pasión irrefrenable y sucumbimos ante la pasión o incluso ante un rapidín. Esto con el sexo anal no se puede hacer. Las caricias en círculos alrededor del ano y los besos en la zona relajarán muchísimo los músculos rectales. Y a ti, por supuesto.
Recuerda que, si quieres una penetración placentera y sin dolor, tienes que hacer juego previo con tu pareja, al subir tu nivel de excitación ayudaras a tu cerebro a relajarse y no ponerse nervioso, así tu ano no estará contraído y permitirá una penetración mucho mas suave y placentera.
3. Acepta al lubricante como tu nuevo mejor amigo
El ano no se lubrica de forma natural, así que un poquito de ayuda externa es muy necesaria. Tanto si vas a jugar solo, como si vas a hacerlo en pareja, el lubricante es imprescindible. Para esto te recomendamos adquirir un lubricante especial para relaciones anales, ya que un lubricante vaginal puede no ser tan efectivo y desperdiciarse más. Ya que tiene menos viscosidad y puede escurrirse y desperdiciarse más.
4. No tengas prisa
El sexo anal requiere una entrada tranquila. Es muy importante que estés muy relajad@ y que utilices una postura que te permita estar en total control de la situación.

Nuestra sugerencia es que empieces haciendo la cucharita, ya que favorecerá la relajación de los músculos de la zona y te permitirá que, con tus manos, controles la profundidad y la rapidez con la que te penetra tu pareja.

Otra posición es, tu sentada sobre él. Te permitirá controlar la profundidad de la penetración y si es demasiada podrás levantarte un poco para volver a un punto placentero.

Aquí una tercera: Aunque no lo parezca, de perrito, pero en la cama, te colocas una almohada en el vientre, si la penetración empieza a ser muy profunda, puedes deslizarte hacia adelante para controlar la penetración nuevamente.
5. Mantén la excitación en un nivel alto.
Continúen con las caricias, estimula tu clítoris con tus dedos o pide a tu pareja que lo haga. Si tu excitación no baja, tu cerebro no tiene tiempo para pensar en ponerse nervioso.
6. ¡Disfruta!
Es el último punto; pero no el menos importante. El sexo anal es una práctica muy excitante que te hará sentir súper sexy. Existen muchísimas posturas que te harán disfrutar enormemente la penetración anal y verás cómo, al hacerlo con la técnica adecuada, ¡es súper placentero e indoloro!
Ahora solo falta que se entierren de una vez por todas los tabúes que rodean esta práctica y que, la próxima vez que salga el tema en una conversación con amigos, alguien diga en alto y claro "pues a mí, me encanta". Y si no, lo digo yo…
“A mi me encanta”.
Elizabeth Castañeda Silva
Educadora de la Sexualidad
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